Jorge Torres; Enrique Witte, Sergio Racioppi, Alfredo López y Eduardo
Escribano (+); Ricardo Day y Fernando
Cornejo (capitán); Sergio Di Bez, Hugo Obeid (+), Alfredo Alderete; Hugo
Avilés y Horacio Cortés; Pedro Ivona, Raymundo García Pinto y Víctor Cintioni.
Los suplentes quedaron con las ganas de entrar ellos también, pero los porteños
no aceptaron los cambios, por carecer de suplentes. En la banca quedaron Fernando
“Rata” Cornejo, Alejandro Reyes, Ricardo Rosas, “Chulupa” Jándula, Martín
Gómez, Alfredo “Quicho” Sáenz y Ricardo “Chiva” Colina, que componían el
plantel de esa generación. Estos juveniles, de los 63 y 67, fueron los
precursores de esta categoría y los dirigía Roberto G. Vitry. La selección de
Salta retornaría a la competencia, ya oficialmente, en 1972 con la disputa del
primer Campeonato Argentino reservado para los 18 años primero, y 19, en la
actualidad.
El “Quicho” Sáenz era un mataco
blanco de Formosa, o Las Lomitas, y cuando lo llevaron por primera vez a
entrenar, quería que le den una pelota redonda. Decía que lo estaban cargando y
que “como habían perdido el tiempo en
dejar ovalada a la pelota”. Todo esto con la tonada propia de los
formoseños. Cuando el Quicho regresó a sus pagos llevó una ovalada y la indiada
casi lo mata por haber cometido el sacrilegio de haber deformado el “fulbo”. El
creía que lo iban a adorar por llevarles un deporte más moderno, “más cholo”,
pero fue repudiado por no contarles la verdad de la cuestión. Estuvo más de dos
años sin regresar al pago. Después pasó una temporada en Embarcación para
volver a “ambientarse”, antes de regresar a Las Lomitas en condiciones iguales
a las poseía antes de ausentarse del pago. Los indios le decían: “Vo
no re serví Quicho, ¿cómo va trae perota güevo suri? Vo re orvidao que siempre
ra jugao con caravera cementerio. No, no re venga con cosa rara; vo re orvidao
Quicho que vo so mataco, uña como toro nosotro”.
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