lunes, 5 de marzo de 2012

La visita de el Colegio San Albano, de Lomas de Zamora, año 1967

  El jueves 13 de julio de 1967 llegó el Colegio San Albano, de Lomas de Zamora, con un equipo invicto en giras por cinco años, acá dejó sepultada esa pomposa presentación, al caer sin atenuantes por 22 a 8. El equipo formó con:

Jorge Torres; Enrique Witte, Sergio Racioppi, Alfredo López y Eduardo Escribano (+); Ricardo Day y Fernando Cornejo (capitán); Sergio Di Bez, Hugo Obeid (+), Alfredo Alderete; Hugo Avilés y Horacio Cortés; Pedro Ivona, Raymundo García Pinto y Víctor Cintioni. Los suplentes quedaron con las ganas de entrar ellos también, pero los porteños no aceptaron los cambios, por carecer de suplentes. En la banca quedaron Fernando “Rata” Cornejo, Alejandro Reyes, Ricardo Rosas, “Chulupa” Jándula, Martín Gómez, Alfredo “Quicho” Sáenz y Ricardo “Chiva” Colina, que componían el plantel de esa generación. Estos juveniles, de los 63 y 67, fueron los precursores de esta categoría y los dirigía Roberto G. Vitry. La selección de Salta retornaría a la competencia, ya oficialmente, en 1972 con la disputa del primer Campeonato Argentino reservado para los 18 años primero, y 19, en la actualidad.

  El “Quicho” Sáenz era un mataco blanco de Formosa, o Las Lomitas, y cuando lo llevaron por primera vez a entrenar, quería que le den una pelota redonda. Decía que lo estaban cargando y que “como habían perdido el tiempo en dejar ovalada a la pelota”. Todo esto con la tonada propia de los formoseños. Cuando el Quicho regresó a sus pagos llevó una ovalada y la indiada casi lo mata por haber cometido el sacrilegio de haber deformado el “fulbo”. El creía que lo iban a adorar por llevarles un deporte más moderno, “más cholo”, pero fue repudiado por no contarles la verdad de la cuestión. Estuvo más de dos años sin regresar al pago. Después pasó una temporada en Embarcación para volver a “ambientarse”, antes de regresar a Las Lomitas en condiciones iguales a las poseía antes de ausentarse del pago. Los indios le decían: Vo no re serví Quicho, ¿cómo va trae perota güevo suri? Vo re orvidao que siempre ra jugao con caravera cementerio. No, no re venga con cosa rara; vo re orvidao Quicho que vo so mataco, uña como toro nosotro”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario