domingo, 8 de diciembre de 2013

Los Pumas


  Los Pumas, ¿a qué obedece este mote? Es la preguntan que se hacen las nuevas generaciones cuando nuestros máximos exponentes internacionales lucen en el logo o escudo, un Jaguar. La historia nació en el año 1964 cuando Argentina efectuó su primera gira internacional por Sudáfrica, invitada especialmente la Unión Argentina de Rugby por los sudafricanos, nuestros padrinos.

  En un determinado momento un periodista se acercó a un jugador y le preguntó ¿de qué animal se trataba el que lucían?; la respuesta fue rápida, pero errónea: un Puma. Allí, en ese mismo instante, el quince argentino recibió su bautismo internacional, con el cual se codearía en el futuro con los Springboks, de Sudáfrica; All Blakcs, de Nueva Zelanda; Wallabies, de Australia; Gallos, de Francia; Rosa, de Inglaterra; Águilas, de Estados Unidos, entre otros países.

  La máquina se había echado a andar y nada pudo hacerse en Buenos Aires para detener el desaguisado ante el resto del mundo, en especial  cuando surgió la iniciativa de cambiar el Jaguar por el Puma. Hubo tremenda oposición de los veteranos, en especial de aquellos que aún formaban parte de la “vieja guardia” conservadora. Desde esa aventura de nuestro rugby por el continente africano que los Pumas son Pumas y el bautizo de fuego como tales llegó en el mismo año de esa inolvidable gira cuando en el Ellis Park, de Johannesburgo, nuestros muchachos ante el asombro del mundo entero, les ganaron a los Juniors Springboks, el equipo B de los sudafricanos. Un recuerdo especial para un grande y primer capitán de los Pumas, Bernardo Otaño, recientemente desaparecido. (Roberto G. Vitry, El Tribuno, Salta, viernes 10 de junio de 2004)

Springboks fuera mundial 1987


CAMPEONATO MUNDIAL DE RUGBY 1987

 Los mejores no jugarán



La segregación racial eliminó del

Torneo a los Springboks de Sudáfrica

 Roberto G. Vitry, Salta domingo 10 de mayo de 1987 (Argentina)

   Cuando el viernes 22 de mayo de este mes las selecciones de Nueva Zelanda e Italia se enfrenten en Auckland (Nueva Zelanda), el primer campeonato del mundo se habrá puesto en marcha con 16 equipos en pos del máximo laurel, pero con un gran ausente: Sudáfrica. En este siglo, signado por las grandes y descomunales competencias, el rugby, un deporte tan estilista como difícil y misterioso, no podía quedar al margen. Pese a su espíritu auténticamente amateur, sus sólidas bases fueron socavadas por la fuerza incontenible de los dólares y de ahora en más, esta ruda como ejemplar disciplina, pasará a engrosar el libro de los récords como una manifestación vulgar más, junto a los otros deportes que nacieron para eso. Pero pocos saben que, implícitamente, el rugby siempre tuvo su propio y peculiar campeonato mundial y que, a través de los años -entre el siglo pasado y el presente-, el oficioso monarca fue Sudáfrica, con su casi imbatible Springboks. Los sudafricanos sin embargo, quedaron al margen de esta competencia mundialista por su política de segregación racial, por todos conocidas. A causa de esto no sólo el rugby quedó marginado de los escenarios mundiales, sino todos los deportes que se practican en el país. Como homenaje al gran ausente, de esta cita ecuménica de 16 países del orbe en Australia y Nueva Zelanda, digamos que los Springboks (Sudáfrica) poseen notable superioridad en las estadísticas con relación a las otras naciones y de allí su condición de campeón mundial “moral”. Frente a los temibles All Blacks (Nueva Zelanda) ganaron 23 veces, con 16 derrotas y dos empates. Con el otro “cuco” de la actualidad, los famosos “Wallabies” (Australia) la diferencia es mayor (21 victorias y 7 derrotas) sucediendo los mismo con las restantes selecciones. Para Argentina el nombre de Sudáfrica significa, lisa y llanamente, el del amigo que le permitió incursionar en el concierto internacional. Nuestros famosos Pumas nacieron en Sudáfrica en la recordada gira de 1965, donde la selección albiceleste no sólo recibió el bautismo internacional, sino que dando muestras de su constante superación, logró una victoria inolvidable sobre el Junior Springboks,  la segunda formación nacional del país. Pero esa es otra historia. Para quien escribe esto, la generosidad de los sudafricanos jamás debemos olvidarla, más teniendo en cuenta el nivel por el cual siempre transitaron ellos. Y vinieron a buscarnos, siendo nada nosotros, para llevarnos a su casa, mostrarnos y obsequiarnos lo que poseían, generosamente.

El balón entre las manos

  Lo que ocurrió un lejano día del año 1823, los historiadores muestran diferentes maneras y formas en relatar. Lo cierto es que mientras en la escuela de las ciudad de Rugby, (Inglaterra), se disputaba un soleado día una partido de fútbol uno de los integrantes del partido, al parecer, no acertaba a darle correctamente con el pie. Y William Webb Ellis, de quien se trataba, no encontró mejor forma que asir la pelota con sus manos y correr en dirección del arco contrario. Dicen que algunos rivales trataron de derribando, arrojándose a los pies, sin conseguirlo. De esa forma William Webb Ellis,  entró bajo los palos del arco del arco y dio nacimiento al juego del rugby para nosotros y rugby fútbol para los ingleses, para diferenciarlo del fútbol asociado (o el común).

  El hecho ocurrió en los verdes prados de la Escuela Pública de la ciudad de Rugby, donde una placa con la siguiente leyenda recuerda el histórico hecho:

  “Esta lápida conmemora la proeza de William Webb Ellis, quien con su magnífico desprecio de las reglas del fútbol tal como se jugaba en su tiempo, fue el primero en tomar el balón se un sus brazos y en llevárselo corriendo, con los que creó el carácter definitivo del juego del rugby, años 1923”.

  William Webb Ellis jamás llegó a saber que había producido una verdadera revolución en el mundo de los deportes legando a su país, Inglaterra, una de las instituciones más famosas. Ellis entró posteriormente en un convento donde fue ordenado sacerdote, terminando sus días en la ciudad francesa de Menton. “Allí, en lo alto de un viejo cementerio, fue enterrado junto a una legión de olvidados príncipes rusos”, aunque jamás supo lo que había producido con su desaprensiva iniciativa”.

  Pero el accionar una pelota con las manos no es propio del siglo pasado, sino que tiene raíces grecolatinas, siendo el harpastum el antepasado del rugby moderno y la soule en este milenio, el más inmediato. Pero las formas de estos juegos deben ser consideradas en otras notas por la belleza de sus historias.

  Por otro lado existen evidencias de que el juego de la pelota con las manos (tal como aconteció con Ellis en Rugby) se practicaba en ambas márgenes del Canal de la Mancha. Dicen que “múltiples condiciones favorables hicieron de la escuela de Rugby no solamente la promotora de un juego, sino la creadora de un método moderno de educación. Método de tal importancia era este que, con el correr de los años, convertiría a Inglaterra en hogar de todos los deportes, durante el siglo XlX”. El colegio de la ciudad de Rugby por otra parte fue fundado en 1567 por Lawrence Sheriff, que amasó una enorme fortuna con el comercio de especies. La voluntad del fundador, de que los estudiantes dispusieran de amplios y adecuados espacios para sus diversiones llevó a sus sucesores a adquirir otros terrenos más extensos. Pese a quedar el predio actualmente rodeado de viviendas, posee un campo de cricket, una piscina, numerosas canchas de tenis y… “17 canchas de rugby”.

  Desde 1823 el “fútbol de rugby” comenzó a diferenciarse del “otro fútbol”, el común. En 1841 siendo capitán del equipo el escritor Thomas Hughes, fue reconocido oficialmente el derecho de correr con el balón en las manos. Cinco años más tarde, el 7 de septiembre de 1846, una asamblea de alumnos dictó unas “Reglas de fútbol que se juega en la escuela de Rugby y siete reglas, las primeras escritas”. D esa forma y oficialmente, el rugby dictó primero sus reglas que el fútbol. Pero rugby y fútbol, o fútbol y rugby, tienen un origen común y de ninguna forma uno puede ignorar al otro. Es cierto que el fútbol logró una popularidad tremenda, en desmedro del rugby, que permaneció aislado en razón de sus características especiales.

  El rugby fue evolucionando y las reglas mejorando constantemente. De esa forma fueron eliminándose ciertos aspectos nocivos que lo tornaban peligroso en extremo. Se prohibió en puntapié y la zancadilla (permitida entonces en el fútbol), pero se mantuvo inquebrantable el “tackle” una de las características fundamentales del rugby, que permite derribar al rival siempre y cuando éste lleve la pelota en su poder.

  Sin embargo, lo prohibido oficialmente era proclamado extraoficialmente por los jugadores como una necesidad imperiosa de no olvidar los duros límites de antaño, pero reflotados por un pacto de caballeros. En efecto, los equipos de común acuerdo, pactaban finalizar los partidos con unos “aleluyas”. La “aleluya” consistía en jugar los últimos cinco minutos con una verdadera zona franca, donde quedaba permitida la libre distribución de golpes y zancadillas por doquier.

Porqué la pelota es ovalada

  Los balones nunca tuvieron una forma definida en la antigüedad. Se trataba de simples envoltorios de pajas, salvado, papel o trapos. Luego llegó el turno de la vejiga de cerdo infladas, que a la postre resultaban demasiado frágiles para la fogosidad para la fogosidad de los protagonistas. Hábiles artesanos introdujeron con el tiempo las vejigas de marras en envolturas de cuero. Se tomaba una vejiga fresca, ser la introducía en el cuero preparado y luego de ser inflada convenientemente, se dejaba secar colgada. William Gilbert,  fue un zapatero de Rugby que comenzó a fabricar excelentes balones. Como0 la naturaleza hizo ovoide la vejiga de los cerdos, Gilbert confeccionaba los balones en forma oval, aunque “más abultados de los que se usan actualmente”. Gilbert fabricaba sus pelotas en 1850 (en 1851 recibió un premio en la Gran Exposición de Londres), pero en 1870 apareció Richard Lindon con una innovación: la primera vejiga de caucho. La invención de Lindon, por cierto, fue oval. Mientras tanto, los adictos al fútbol decidieron usar una pelota redonda para diferenciarse de la de rugby.

  El número de jugadores no estaba definido tampoco y en 1871 Escocia e Inglaterra alinearon a 20 hombres. Ganó Escocia. Desde 1875 se alinean 15 jugadores. En 1886 la International Board, por mandato de Escocia, Irlanda y Gales, con la abstención de Inglaterra, que recién se incorporó al Consejo Internacional en 1891. La International Board (formada actualmente por Escocia, Gales, Irlanda, Inglaterra, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y Francia que tienen voz y voto) es el órgano rector del rugby en el mundo y quien dicta las reglas. Feudo súper conservador, sólo admitió a Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia en 1949 y a Francia en 1961, en su seno, pese a la incuestionable superioridad deportiva de estos últimos países sobre los británicos. Pero evidentemente, no se trata de ganar partidos a la hora de la verdad, sino a la peculiar idiosincrasia de los británicos. Argentina fue admitida hace poco como adherente a la Board.

  Modelador del carácter en los jóvenes, educa a éstos para las tomas de decisiones, los autodisciplina y los dota de un espíritu caballeresco, velando siempre por las formas originales del juego, pero a la vez efectuando las modificaciones encaminadas a disminuir la rudeza del mismo. A través de los años se logró que el juego se tornase más dinámico y ágil, requiriendo a su vez de quienes lo practican, una mayor preparación física.

  Entrenadores de las viejas escuelas sentaron la premisa de sus sólidos principios -que se trasmiten aún hoy de generación en generación, aunque parcialmente- que establece claramente que los entrenamientos deben ser tan duros y fuertes, que los partidos deben ser una liberación o bendición. Es una de las propuestas básicas del rugby, deporte que no admite por sus características a los displicentes y tibios. Es una disciplina educadora por antonomasia, formadora de clase dirigente de alto nivel por excelencia, y que brinda a quienes se adentran en su práctica -en relación a otros deportes- una superioridad intelectual incuestionable.

  Henry García, francés, proclamaba sin ambages que “el rugby es el “rey de los deportes” porque de cuantos juegos colectivos practica el hombre moderno es el único que se mantiene exigente en cuanto a todas las calidades físicas y virtudes morales de nuestra especie. Esta particularidad la debe el rugby al hecho de haber sabido conservar la antigua virilidad a pesar del desarrollo del cientifismo deportivo moderno. Al dar cabida tanto a fuerzas atléticas y morales como la seguridad de la técnica -manteniendo así el aspecto natural del juego- el rugby se ha convertido en el único deporte que permite alcanzar cimas sin necesidad de encarnizada preparación que resulta indispensable en otros juegos. Pero al mismo tiempo permanece desconcertante y misterioso, hasta impenetrable para quienes, ajenos a su espíritu, no saben comprender el hechizo que emana de su culto. El rugby es, ante todo, un estado del alma, precisamente por esas características naturales y secretas. Se es rugbyman como se es cristiano: lo primordial es tener fe. Por ello hay que dejarse conquistar previamente por ese ovalado artefacto, cuya primera característica es la que no obedece a las leyes físicas de los cuerpos esféricos.

 “Es  y debe seguir siendo el rugby un deporte minoritario, un deporte de escogido en los físico, en los espiritual y en lo moral. Todos los valores atléticos encuentran en él su justificación: la talla, la fuerza, la velocidad, el relajamiento, la destreza, etcétera. Es además un juego de equipo por excelencia, busca, en consecuencia, la investigación táctica y ofrece por ellos un campo inmenso de ejercitamiento de la inteligencia. Por otra parte mantiene la peculiaridad de ser la única práctica deportiva que permite -y hasta recomienda- el “tackle” al adversario, lo cual no deja de constituir una maravillosa preparación para la vida. Pero entre la virilidad y la violencia, entre la lealtad y la felonía, existe una frontera que puede trasponerse en una fracción de segundo: la de la intención.

  “En el rugby el hombre, por sí solo, no es nadie; la personalidad es la del equipo; la personalidad es la del equipo. El más grande de los campeones no puede cambiar aislado el curso del destino. La hazaña individual constituye con frecuencia una falta: esta es la grandeza del rugby. Es también el más educativo de todos los juegos. Revela con una eficacia incomparable tanto las fuerzas como las debilidades morales. Su práctica constituye para cualquier hombre un examen de consciencia personal y en la función del puesto que ocupe en esa sociedad de escala reducida que es un equipo de rugby. Se aprende a conocer el valor real del éxito, nacido muchas veces en las más oscuras de las “melées” (scrum);; se aprende también a buscar la causa de los fracasos, debidos tantas veces a la manifestación de las individuales más brillantes”.

Poner las cosas en su lugar

  El primer campeonato mundial de rugby pondrá las cosas en su lugar con una clasificación que, a priori, tiene dos candidatos lógicos: Nueva Zelanda y Australia. Los All Blacks (Nueva Zelanda) cuentan con el hándicap de ser locales y ello, a la hora de la verdad, pesa enormemente.

  Muchas veces se habló de los >Pumas argentinos; se dijo que era una de las mayores potencias después de Nueva Zelanda, Australia y Francia. No nos debemos engañar por algunos triunfos frente a poderosos equipos, especialmente lo ocurrido en esta década, donde el triunfalismo propio de los argentinos de Buenos Aires obró milagros en… los papeles. Argentina, con sus Pumas, podrá demostrar ahora que 20 años de intensa actividad internacional le permitió lograr, al menos, que sea tenida en cuenta a la hora de la convocatoria mundialista.

 Argentina debutará el 24 de mayo (1987) frente a Fiji, para cotejar el 28 con Italia, y el 1 de junio ante el dueño de, Nueva Zelanda. Debe ganar, por lógica, a Fiji e Italia y sucumbir ante Nueva Zelanda. Quedando segundo en la zona 3, en la ronda siguiente cotejará con el primero de la zona 4 que se prevé debe terminar con Francia y Escocia en los dos primeros lugares. En consecuencia, el rival sería Francia. Curiosamente los dos rivales que le tocó enfrentar en Buenos Aires en los últimos años. El mundial comenzará el 22 de mayo con el cotejo Nueva Zelanda-Italia y culminará el 20 de junio en Auckland. Argentina viajará mañana en el vuelo transpolar de Aerolíneas Argentinas y será, en consecuencia, el primer país en arribar a la sede neocelandesa. Australia jugará la zona con Inglaterra, Japón y Estados Unidos, en su país. En Australia igualmente está prevista la disputa de las dos semifinales: en Sydney el 13 y en Brisbane el 14 de junio. Fiesta mundial de rugby, pero con un gran ausente: Sudáfrica.

(Fuente:


Nueva Zelanda el primer campeón del mundo

BUENOS AIRES - El año 1987 fue el del nacimiento de la primera competencia a nivel mundial de rugby. Esa primera Copa del Mundo quedaba registrada en la historia luego de 164 años el deporte que más tardó en armar una competencia mundial - ya que su creación data de 1823. La International Rugby Board determinó que siete países participaran en forma directa (Nueva Zelanda, Australia, Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda y Francia) y los otros nueve países que completaban las cuatro zonas de cuatro selecciones fueron invitados. Ellos eran Los Pumas (Argentina), Italia, Canadá, Rumania, Tonga, Japón, Zimbawe y Estados Unidos.

 
AP Kirk anota un try de los All Blacks contra Fiji

  El Mundial tuvo como sedes a Australia y Nueva Zelanda y el 22 de mayo dio comienzo con el partido entre el local Nueva Zelanda e Italia en el estadio Eden Park de Auckland, partido en que los All Blacks ganaron en forma categórica por 70-6 y en el que se empezaron a ver a algunas de las figuras de esta la competencia.

John Kirwan fue la estrella en ese partido inaugural al apoyar el mejor try del torneo, luego de una corrida de toda la cancha en la que dejó en el camino a más de doce jugadores rivales, pero también Michael Jones, Grant Fox y Oscar Codollo tuvieron lo suyo; porque anotaron el primer try, la primera conversión y el primer penal de la historia de los mundiales.

 LAS FIGURAS

  Ya que hablamos de figuras, los mejores jugadores del campeón fueron Michael Jones, John Kirwan, el apertura y goleador del torneo Grant Fox con 126 puntos y Wayne Shelford; y por manejo y conducción el recordado medio-scrum y capitán David Kirk (que tuvo el privilegio de levantar la primera copa del mundo y la única hasta el momento de los All Blacks).

  Además se destacó el apertura australiano Michael Lynagh, quien resultó el segundo anotador del mundial. Por último, hay que mencionar el trabajo del apertura francés Didier Camberabero quien consiguió apoyar cuatro tries en sus cinco presentaciones.

LA SORPRESA Y LA DECEPCION  

  Fiji fue uno de los que no figuraban en los planes para lograr la clasificación a los cuartos de final; y justamente en el debut ante Los Pumas fue dónde logró el triunfo que le permitió llegar a esa instancia.

  Justamente Argentina, por historia y por la calidad de figuras que integraron esa delegación (incluyendo a Hugo Porta) fue una de las decepciones, ya que sólo pudo derrotar a Italia y no logró la clasificación al perder con el campeón en la última fecha de la fase clasificatoria.

EL MEJOR PARTIDO

  Sin lugar a dudas fue el que jugaron por una de las semifinales Australia y Francia. Se encontraron en Sydney y los franceses dieron una de las grandes sorpresas del torneo. En un partido que cambió de dueño en varias ocasiones, los galos ganaron por 30 a 24. Y fue otra de las grandes estrellas que tuvo ese mundial, el wing Serge Blanco, con un try sobre el final del match el que le dio la victoria al equipo francés, en un partido que es considerado por muchos como uno de los mejores de la historia.

MÁS DATOS CURIOSOS

  En la otra semifinal, se dio la primera expulsión en un mundial. El galés Huw Richards fue quien recibió dicha sanción en la fácil derrota de su equipo ante Nueva Zelanda por 49-6.

  También habrá que recordar que el entrenador del equipo campeón, Nueva Zelanda, que derrotó en la final a Francia por 29-9, fue Alex Wyllie, quien en 1999 llevó a Los Pumas a los cuartos de final, en su mejor ubicación en la historia de los mundiales. (Fuente: ESPNdeportes.com, actualizado 28-08-2007)